jueves, 13 de agosto de 2015

Los veintisiete enanos de la creación

Son leves los trazos que me podrían llevar a ti.
Apenas unos signos, por qué no, recrean universos enteros.
Un entramado de signos pactados pueden explicar lo más profundo de unos sentimientos encriptados en las formas, en el pudor de un comportamiento.
Aproximadamente veintisiete signos para describir toda existencia, la combinación infinita de estas,"letras", son la magia propia de todo lo que aconteció, acontece y acontecerá en el futuro.
Veintisiete estrellas formando divinas constelaciones.
Veintisiete constelaciones empujando la sangre en venas imaginadas y creando vidas animadas por veintisiete sonidos. Veintisiete semillas, veintisiete.
Veintisiete brotes. Veintisiete colores pintando el infinito, lo eterno y lo efímero de unas manos que murieron, la tierna piel del que nace, una boca, el cielo, la locomotora, tu miedo, el mío...Veintisiete duendes sutiles, espíritus sublimes, solitarios montaraces que al juntarse crean ejércitos capaces y legiones constructoras de imperios y aldeas, de ingenios y chabolas. Veintisiete genios incapaces que al unirse forman frases que al decirlas...
Son leves los trazos que me podrían llevar a ti.

Akshobia

La gente se abraza y se desgarra,
la tierra tiembla, bulle en erupciones,
se fertiliza reventando de vida
y se seca pulverizándose.
Se inundan naciones y se crean mundos
Pero la noche azul queda imperturbable en sus ciclos y estrellas luminosas
Nada cambia en el cielo oscuro de la noche
Nada cambia sobre la tierra.
Imperturbable
Akshobia respira.

El escritor

Estaba sucio, o eso olía, con el tetra brik de vino en la mano, los ojos muy redondos, un bañador largo de los que llegan a las rodillas estampado con flores tropicales y en los pies mocasines de un lejano invierno; hablaba con autoridad:
“A ver. Soy básicamente un escritor. Sin obra y con faltas de ortografía. Entonces, quizás, lo mejor que puedo hacer es ser un escritor oral. Cada vez que se me requiera, construir un obra hablada. Algo coloquial, erudito, fabuloso, intimista....pero oral.
Escribir en el aire una obra volátil, sutil, inexpuesta, incolora, inodora, fugaz....oral.
Cada vez que se me presente empezar mi carrera presentando mi genial labial, toda la biblioteca propia en un par de cuentos, en algo que se cuenta, en unos cuantos gestos o recuerdos o inventos...algo que se pueda exponer de forma oral.
En vez de escribir hablar, teclear en brisa lo que pueda soñar, soplar palabras, encajar en un viento los capítulos que vaya construyendo, hacer estructura con lo que oiga a la concurrencia, y ver si firmo las trazas y edito la ocurrencia.
Si, ser escritor....pero oral".

Atardecer en Dharsendo

Hay algo en los colores que toca directamente en las emociones. El sol va cayendo tras las rocas y los tonos van degradándose, las sombras cubren las crestas lejanas.
Ahí hay algo que nos simboliza y nos toca. Algo refleja un lenguaje que nos habla y del que no podemos dispensarnos. Las lejanas cordilleras sonrosadas por los últimos rayos de un sol que aún las roza y las sombras cubriendo el manto de la tierra disponiéndose a entrar en el mundo del misterio, el símbolo, el arquetipo, el sueño, la congoja...
El valle está oscuro y en las altas simas aún resplandece la roca reflejando los últimos rayos, Abajo, entre árboles y por los sembrados las ventanas se iluminan, los últimos seres diurnos se recogen. En el valle el día acaba y son las cumbres las últimas en ser tragadas por la noche.