sábado, 16 de julio de 2011

lo que me atrae

Últimamente pienso mucho en qué me acercó al Dharma. Después de mucho buscar en mis recuerdos
dí en la cuenta que lo mas básico y primordial que tenemos son los olores, el olor a aceite de oliva de Málaga de la cocina de mi abuela haría humedecer con mas eficacia mis ojos que cien historias o quizá que muchas de las viejas fotografías, el olor de nuestro colegio, el aroma del aula de nuestra infancia es mucho mas realista que las formas que siempre nos engañan en el recuerdo. Por eso recordé que lo que me a atraído hasta aquí de una forma casi magnética a sido el olor, un perfume característico, un tufo indescriptible pero reconocible; como el que Ryôkan despide cuando se encuentra en su cabaña un ladrón, un ladrón decepcionado porque no hay nada que robar, y Ryôkan no permite que se vaya con las manos vacías y le da los andrajos que lleva encima. -Pero cómo te vas a ir después de haber subido hasta aquí con las manos vacías- ¿Os imagináis el estado mental del ladrón al salir de esa cabaña? Pero dentro de la cabaña, Ryôkan se da cuenta de algo, a tenido mucha suerte. -Al ladrón se le olvidó la luna en la ventana- No faltaba nada todo estaba bien.

Las cosas tal como realmente son provocan este perfume, ese realismo no conocido pero sí intuído que evidencia “las cosas tal como nos son dadas”. Como cuando Moritake recordando las palabras del maestro Kegon -Un espejo roto nunca vuelve a reflejar. Las flores caídas tampoco regresan a las viejas ramas- ve delante de él como efectivamente una flor cae de una rama, pero, ¡¿es posible!?, la flor vuelve a la vieja rama. Moritake mira y.......-ah, era una mariposa-. Cómo la vida tal como realmente es posibilita la mágica sensación de que la vida podría ser algo mas que rocío. Perfume, es un aroma característico de los que se resisten a ser para realmente SER.

Las cosas, pueden estar como quieran que estén, siempre están sujetas a una condicionalidad y en último caso son impermanentes. En principio eso nos ocasiona insatisfacción, la cual podemos reducir eliminando deseos innecesarios, viendo las cosas, tal como realmente son. Tranquilamente como dice el zenrin: Quietamente sentado, y sin hacer nada, llega la primavera y crece la hierba sola.

Ese perfume.

Issa dice:

El caracolillo sube
lento, muy lento,
el monte Fuji.

Aunque en dos pasos consiguiéramos nuestros propósitos, la forma invalidaría la propia meta, o quizá la alejaría de forma indefinida.

No sabemos cómo alcanzar nuestros propósitos, si en dos pasos o lentos, muy lentos. Cada cual hace como es, el caracolillo lento, muy lento, si no, sería otra cosa, no sé qué, pero otra cosa que sube los monte Fuji en dos pasos, el caracolillo no.

Todo tiene un perfume risueño y feliz, ingenioso. Así Buda enseñó una flor, nadie lo entendía, escepto un monje que sonrió.

Yo quiero mañana enseñar una flor y que el universo entero en le pasado, en el presente y en el futuro me sonría.

Todo meta y sadhu.

domingo, 3 de julio de 2011

A v e r

Todo quieto
Oscuro en verano
¿habrá tormenta?


Se quebraba el cielo
El viento empujaba y revoloteaba todo
Apenas una gotas dejó tanto ruido


Esperando la tormenta
la gata dormita
Pasa la tormenta
la gata dormita


Esperar la tormenta,
en verano,
también es esperanza.
Verla pasar, es logro